Ahora vamos a hablar de la borrachera de las profundidades, refiriendo los síntomas más graves de la narcosis nitrogenada, entrando en la descripción del fenómeno y cómo se produce. Esta entrada es la tercera y última de esta descripción general de la narcosis, siendo la primera Borrachera de las profundidades o Narcosis y la segunda Narcosis nitrogenada o Borrachera de las profundidades.
Empezaremos haciendo una descripción del estadio grave de la narcosis que es la borrachera. El problema surge a partir de los 40 metros de profundidad casi siempre, o sea, cuando el buceador respira una presión parcial de nitrógeno (ppN2) superior a 4 ATA. Esas 4 ATA ppN2 se consiguen a unas 5 ATA de aire que es la presión a la que se respira a –40 metros buceando con aire. Al decir casi siempre, lo que queremos decir es que aunque se han dado episodios de borrachera a algo menos de 40 metros de profundidad, son raros y seguramente con intervención de factores potenciadores, por lo que generalmente se establece la barrera de los 40 metros, como el límite a partir del cual entramos en peligro de sufrir la borrachera.
El nombre es más o menos acertado ya que es un estado que se asemeja mucho a los efectos visibles de una gran borrachera por alcohol. Aunque a los 40 metros o más la narcosis es segura, no se puede decir lo mismo de su estado agudo, la borrachera, pero el peligro está ahí, aumentando tal peligro en gran medida si se gana más profundidad, hasta el punto de que a partir de los 60 metros de profundidad, casi todos los buceadores presentan una narcosis tan acusada, que supone un serio peligro para su vida.
Síntomas habituales de la borrachera
Los voy a dar en un orden aproximado de menor a mayor profundidad, entendiendo que no siempre es este orden y se pueden sufrir unos síntomas de los descritos y otros no o mezcla de síntomas que yo he separado:
Jovialidad y charlatanería (habla solo). Quizá algo de mareo o vértigo pero agradable, euforia, sensación de desequilibrio, el buzo se mueve anárquicamente. Sensación de liberación, de despegue del mundo exterior, fijación de ideas y de palabras con gran acentuación del diálogo interior.
Razonamiento extraviado y caos de ideas, el buceador no retiene un pensamiento de forma consciente; puede fijarse una idea, pero absurda y de carácter esquizofrénico. Por ejemplo, se refiere en el anecdotario popular que algún buzo se ha quitado el regulador de la boca a -50 metros para tratar de metérselo en la boca a un pez.
Visión túnel. Ya el hecho de llevar máscara de buceo y el fenómeno de la refracción provoca la visión túnel (pérdida de visión periférica), pero la borrachera acentúa más este problema y además se presenta en cámara hiperbárica, donde ni hay máscara de buceo ni refracción alterada.
Irracionalidad del comportamiento. El buceador puede creerse en un medio o situación distinta. Incapacidad para realizar labores sencillas, aunque el buzo puede creer que las está haciendo. Despreocupación por la propia seguridad y respuesta muy retardada a señales y estímulos.
Atención errática, pérdida de la memoria inmediata (amnesia inmediata). El buzo no sabe lo que acaba de hacer. Descoordinación de movimientos, dispersión y viscosidad mental, ralentización de la ideación, desinterés y fuga de ideas. Desequilibrio del ánimo que se puede traducir en euforia, irritabilidad o ansiedad. La sensibilidad superficial y la profunda disminuyen, aumentando el umbral del dolor.
Risa incontenible y conducta histeroide. Por el contrario, en vez de risa incontenible el buceador puede sufrir llanto incontenible con una pena histeroide. Uno u otro estado parece depender de cómo haya evolucionado la inmersión antes de entrar en la borrachera, si el buceador ha estado preocupado o ha estado haciendo una inmersión satisfactoria.
Todos los síntomas desaparecen al disminuir la presión y queda una amnesia que hace que el buceador no recuerde casi nada. Pero como vemos, las alteraciones mentales son tan graves que el buceador no subirá por sí mismo, por lo que le conducirán irremisiblemente al ahogamiento si no recibe ayuda para el ascenso.
Termino aquí estos síntomas porque les he llamado habituales lo que significa que me he limitado a los síntomas detectables por el compañero en inmersión. El buceador afectado no percibirá los síntomas ya que antes de que se presenten habrá sufrido la total pérdida de la capacidad de autoanálisis.
Hay otros síntomas y efectos más acusados analizados en cámara hiperbárica y a más presión, como alteraciones psíquicas y motoras mucho más graves: excitación, estado maníaco con agitación y gritos, alucinaciones de levitación y pulsación del entorno, como las producidas por el LSD, alucinaciones sonoras y estupor catatónico, hasta que sobreviene el coma y la muerte (no se ha llegado tan lejos en experimentos con humanos en cámara hiperbárica, para nuestra tranquilidad), pero los hemos separado para describir arriba los que generalmente se han observado en inmersión.
No parece divertida la borrachera
Desde luego, la situación es peligrosa en extremo, pues aunque no hay consecuencias fisiológicas, el buceador es incapaz de decidir que debe subir a superficie, por lo que probablemente se quede sin aire y se ahogue, a menos que en su movimiento errático pierda profundidad y desaparezca el efecto narcótico, con lo que retornará a la realidad y podrá subir, pero eso es algo imprevisible, pues imprevisible es la actuación del buceador afectado.
Los síntomas remiten inmediatamente al ascender a cotas seguras, recordemos que es un efecto físico. Así, si observamos en nuestro compañero estos síntomas o un comportamiento anormal, debemos acercarnos a él despacio y ascenderle, despacio también, unos metros, hasta que veamos que vuelve a la normalidad, que será probablemente cuando nos acerquemos a los 40 metros o subamos algo más.
Los síntomas desaparecerán por completo y la ventaja es que no hay consecuencia alguna ni lesión o secuela, salvo una amnesia que le impide recordar exactamente lo sucedido (no, tampoco hay resaca). El único problema, detectado por experiencia propia, es que el buceador afectado, al salir de esa situación y ser consciente del peligro al que ha estado expuesto, suele sufrir un gran episodio de estrés por lo que abandonará la inmersión, aunque en teoría no hay motivo para hacerlo pues como hemos dicho, no hay secuela alguna.
Actuación de socorro
Es importante acercarse despacio al buceador afectado y ascenderle despacio, porque no opondrá resistencia alguna (lo más frecuente es que se deje llevar como un juego o como si le lleváramos a disfrutar de algo). Recordemos que la fatiga, la alteración respiratoria y el estrés, son factores muy predisponentes a sufrir esa borrachera, sin que podamos perder de vista que nosotros estamos a la misma profundidad, o tenemos que llegar a la profundidad donde el buceador afectado se encuentre, por lo que corremos un elevado riesgo de sufrir el mismo problema y si eso sucediera, sólo el azar podría salvar nuestras vidas, ya que ninguno de los dos tendremos capacidad para cuidar nuestra seguridad, ni criterio para decidir que tenemos que ascender.
Esto significa que la única actuación de socorro exenta de riesgos es la prevención.
Prevención
Como podemos imaginar, aunque la borrachera no se puede calificar en sí misma de accidente, ya que no provoca lesión alguna si se sale de la misma, la situación es crítica para nuestra vida y no hay forma alguna de prevenirla, ya que es un efecto físico (no químico) del gas inerte (N2 en el caso del aire) en nuestro sistema nervioso. La única forma de evitar este problema es no respirar N2 a una presión parcial de 4 ATA o superior, para lo cual, nunca deberemos descender a más de 40 metros de profundidad respirando aire.
Todas las organizaciones internacionales de buceo del mundo (que yo sepa), expiden las certificaciones de buceo hasta una profundidad máxima de 40 metros, si es buceo recreativo, incluso para los niveles de instructor. Hay titulaciones que permiten bajar a más profundidad, pero entran en el terreno del buceo técnico o profesional. También los seguros de buceo cubren al buceador hasta esos 40 metros, desentendiéndose de cualquier accidente si el buceador ha descendido a más de esa profundidad. Todas estas precauciones legales y normativas son precisamente para evitar este problema, lo que nos ayuda a hacernos una idea de lo peligroso que es.
No hay forma de prevenir la borrachera por los síntomas, pues aunque ciertamente presenta síntomas menores previos, ya que no surge el estado tan avanzado de narcosis de forma súbita, ni mucho menos. Una de las primeras etapas de la borrachera es la exacerbación de la autoconfianza y la pérdida de la capacidad de prestar atención a nuestro entorno, con una pérdida total de la capacidad de autoanálisis, por lo que el problema progresa sin que podamos detectarlo.
No vale, como he llegado a oír, el ir recitando de memoria, por ejemplo, la tabla de multiplicar del 4, ya que llega un momento en que el buceador recita mentalmente que 4 por 6 son 58 o 14, por ejemplo y sigue recitando la tabla absurdamente, pues es incapaz de detectar que se ha equivocado. Poco después se le olvidará seguir recitando la tabla aunque dará lo mismo, ya que se estaba inventando todos los números y era mentalmente incapaz de suponer siquiera que se los estaba inventando. Tampoco vale ningún acuerdo de señales previo con el compañero por la misma razón, bastante antes de surgir la borrachera sufrimos pérdida de la capacidad de análisis y de crítica, luego cualquier señal o respuesta la daremos por válida, por lo que, perdonadme la insistencia, la única forma válida de evitar la borrachera de las profundidades, es no superar la profundidad de 40 metros buceando con aire.
En cualquier caso, si buceando notáramos sensación de vértigo o “ligereza de cabeza”, deberemos ascender de inmediato, pues es un síntoma inicial de narcosis aunque no siempre ocurre este síntoma previo, que sí es detectable por el buzo. También debemos realizar descensos lentos y evitar la fatiga o el estrés, ya que se ha detectado que las alteraciones bioquímicas producidas por un exceso de CO2 sí pueden acelerar el proceso de la narcosis, como explicamos en la anterior entrada Narcosis nitrogenada o Borrachera de las profundidades.
Tampoco vale confiar en la ayuda de nuestro compañero para “sacarnos” de una borrachera, pues ambos buceadores están a la misma presión, luego ambos están sometidos al mismo peligro, aunque afortunadamente uno suele reunir más factores predisponentes que el otro, por lo que no suele ser simultáneo, pero lo seguro es no bajar a cotas peligrosas, porque eso es algo imprevisible. Ciertamente, la experiencia a profundidad elimina el factor predisponente del estrés por inexperiencia, pero en absoluto es algo que evite la borrachera.
Debemos desconfiar por completo de aquel que, enarbolando su experiencia, nos invite a hacer una inmersión profunda bajo su protección. El mero hecho de hacerlo dice muy poco respecto a su experiencia real, ya que a un buceador realmente experto no se le pasaría por la cabeza hacer semejante invitación.
Pero hay buzos que bajan a gran profundidad
Desde luego que se hacen inmersiones a profundidad, pero eso entra en el terreno del buceo técnico o profesional. Para realizar tales inmersiones, se añade a la mezcla un gas que no tenga efectos narcóticos y que sea biológicamente inerte, como el Helio (He), con lo que desciende la ppN2 a cambio de un gas no narcótico, siendo esa disminución la que permite bajar a mayores profundidades. A cambio hay otros problemas, como el frío y mayor descompresión, pero eso entra de lleno en las enseñanzas que se imparten en los cursos de Trimix. También a muy altas profundidades o en buceo a saturación se pueden usar otros gases, aunque eso son técnicas y conocimientos pertenecientes al mundo del buceo profesional.
Con esta tercera entrada termino la serie sobre la narcosis. Aunque se puede profundizar más y dar datos más extensos o técnicos, creo que lo expuesto ofrece una información más o menos completa para las necesidades o curiosidad de la mayoría de los buceadores.
También creo que la información entregada debe ser de lectura lo más fácil y amena posible, pero en estas entradas no he podido sustraerme por completo de dar información técnica, por lo que pido disculpas si en algún momento se ha hecho pesada o farragosa la lectura.
Si te gusta lo que has leído házmelo saber en los comentarios al final de esta entrada si te parece bien. Si no te ha gustado también me lo puedes hacer saber. Agradezco cualquier comentario.
Si quieres suscribirte a este blog pincha el botón de suscripción que figura bajo este párrafo y rellena el formulario de suscripción que aparecerá. Es gratuito y al suscribirte recibirás una notificación por correo electrónico cada vez que se publique una nueva entrada en este blog.
10 comentarios
Felicidades por este y los anteriores capítulos sobre la narcosis, sumamente interesante.
Yo, por desgracia, tengo una clara visión de lo que puede hacer la narcosis con un buceador, ciertamente es un tema serio y delicado, por suerte yo llegue a tiempo a la cámara hiperbarica pero creedme; por debajo de los 40 mt (con aire) se comienzan a comprar demasiados números de lotería.
Gracias por tu comentario Óscar. Efectivamente el buceo es para disfrutar, no para comprar números de lotería en la que el premio es una desgracia
Gracias por ofrecer tus conocimientos
Hola, me ha gustado mucho estos tres capítulos de la Narcosis, muy didácticos y útiles.
Yo tuve la de visión de tunel (que parecia que mirabas por unos prismáticos al revés) pero me acuerdo de todo, no pasó nada, fuí consciente y subí unos metros, y vi el pecio desde arriba….
Gracias por estos artículos
Gracias por tu comentario Fernando. Me alegro mucho de que todo terminara bien y no hubiera susto. Saludos
Agradecida con estas notas me ayudaron a comprender y resolver adecuedamente mi trabajo practico.
Muchas gracias por estos post, me han servido de mucho.
Gracias Roberto. Es nuestra intención que este blog sea un servicio al buceador.
Muchísimas gracias!
Información clarísima!
Gracias Tomás. Nos alegramos que te haya sido útil