¿Cuáles son las mejores aletas para bucear? Intentaremos contestar a esta pregunta que muchos nos hacemos a medida que ganamos experiencia, ya que en nuestro inicio como buceadores estamos más preocupados por incrementar nuestra habilidad y evitar los conocidos “calambres”.
Para empezar definamos las aletas como los apéndices que, acoplados a nuestros pies, nos permiten avanzar con eficacia y nos ayudan en gran medida a mantener la estabilidad bajo el agua.
El principio es muy simple. Disponen de una gran superficie, con una cierta flexibilidad, que al desplazar una masa de agua hacia un lado, provoca una fuerza contraria y, en plano, ofrece mucha resistencia (por su superficie), lo que es útil para buscar la estabilidad. El aleteo para el avance consiste, por lo tanto, en desplazar la máxima cantidad de agua posible, en el sentido contrario de nuestro avance y así, por el principio de acción-reacción, avanzaremos.
Ahora bien, el agua es muy densa, unas 800 veces más densa que el aire, por lo que el sistema descrito ofrece algunas limitaciones. Desplazar agua requiere un esfuerzo importante que sólo podemos (así debe ser) realizar con las piernas, por lo que las posibilidades están limitadas por nuestra arquitectura muscular y por el entrenamiento de dichos músculos, que potenciará su eficacia. Por esa razón, existen distintas tallas de aletas, de forma que a calzados más pequeños se instalan palas de menor superficie vélica. Una persona de menor tamaño, con músculos por lo tanto de menor tamaño, no podría mover aletas de gran superficie vélica a la velocidad suficiente como para obtener eficacia y, además, el esfuerzo sobredimensionado a su musculatura que tendría que realizar, le provocaría un gran desgaste que se traduciría en fuertes calambres, agujetas y una posible lesión muscular. De ahí la necesidad de que cada persona utilice una aleta adecuada a su tamaño y potencia muscular.
Bases para la eficacia de las aletas de buceo
Ya hemos comentado que su principio es expulsar agua en sentido inverso a nuestra dirección. Así, hace mucho tiempo, se diseñaban unas aletas que consistían básicamente en unas palas que ampliaran la superficie de nuestros pies.
Esto ha cambiado mucho hoy en día. Se ha comprobado que no es tan fácil como desplazar agua, sino que se debe canalizar ese volumen de agua desplazado para obtener mejor rendimiento. Hace años se lanzaron las aletas perforadas al inicio de la pala, lo que se conoce como aletas con “efecto Venturi”. Este efecto provoca que un fluido, al pasar en su desplazamiento por un lugar más estrecho, aumenta su velocidad. Es la base de funcionamiento de, por ejemplo, los carburadores, realmente funciona por lo que se quiso aprovechar este efecto para ganar eficacia con el mismo esfuerzo.
El problema es que para que el efecto Venturi sea mínimamente apreciable, hace falta imprimir una velocidad inicial al fluido imposible de conseguir con el movimiento de las aletas. Incluso algún modelo incorporó tubos cerrados para obtener el efecto Venturi, lo que además es contraproducente, ya que aumentamos la resistencia por fricción.
Desde luego no funcionó. Las aletas tenían más o menos eficacia debido a su diseño, no al efecto Venturi. Se miró a la naturaleza y se constató que ningún pez tiene dicho efecto Venturi en sus aletas, pero sí canales y distintas geometrías dependiendo de su funcionalidad.
Diseño de las aletas de buceo
También se han aprovechado los grandes avances técnicos en el estudio de la hidrodinámica. Se ha estudiado el avance de los peces y la eficacia de las aletas según su posición, geometría y tamaño, pero en este terreno hay poco por hacer, ya que somos animales terrestres y nos tenemos que limitar al impulso que consigamos con la utilización de nuestros pies, es decir, el equivalente a la aleta caudal de los peces, pero en nuestro caso que sirva también como elemento estabilizador. En la imagen vemos la aleta caudal de un cachalote (sin efecto Venturi), que nos puede proporcionar algunas ideas, aunque tal geometría sólo podría valer para las monoaletas, debido a nuestras características morfológicas.
Se ha comprobado que un freno importante son las turbulencias, por lo que el objetivo es conseguir el flujo más laminar posible. Nuestro avance provoca turbulencias y también las provoca el movimiento de las aletas, por lo que el diseño se encamina a tratar de reducir dichas turbulencias y a propulsar la máxima cantidad de agua posible por el extremo de la aleta. Podríamos añadir que el agua debe ser propulsada en el eje de nuestro cuerpo, pero ese aspecto ya no depende del diseño de la aleta sino de nuestra mejor o peor técnica.
Para conseguir la máxima eficacia se emplean distintos materiales en las aletas, habitualmente materiales sintéticos, para proporcionar rigidez donde se precisa y flexibilidad donde debe haberla. Además, las palas se diseñan con distintas formas de canales y estrías que son las que se ocupan de reducir las turbulencias a flujo laminar. El borde extremo de las aletas ha de tener una buena flexibilidad (por eso suele ser más delgado) para que el cambio de sentido sea lo más veloz posible ya que ahí se produce un importante freno. Tal cambio de sentido se refiere al cambio de momento ascendente a descendente y viceversa cuando aleteamos verticalmente.
También la posición del pie en el interior de la aleta es muy importante. Con las aletas calzantes este problema se soluciona por sí mismo, siempre que las aletas ajusten bien a nuestro pie, pero la demanda, por razones muy justificadas, ha dominado las aletas regulables, lo que ha provocado innovaciones en los diseños de zapato y tira ajustable, para mantener el pie centrado en todo momento en la aleta y así. evitar las turbulencias provocadas por una aleta con movimiento no perpendicular según su plano.
¿Y qué aletas de buceo me compro?
Es cierto, ya llevamos mucho escrito y no está contestada todavía la pregunta implícita en el título de este post. Mucho me temo que no hay una única contestación, algo que ya podemos intuir a partir de lo hasta aquí escrito.
Por un lado debemos decidir si aletas calzantes o regulables. Aquí en buceo ganan las regulables por goleada, pero no porque sean mejores, no es ese el caso, sino porque las calzantes son adecuadas para un escarpín de 3 mm como máximo, ya que a partir de ahí las holguras cobran importancia, por lo que tampoco son una buena elección para un escarpín con suela. En buceo se utilizan predominantemente estos últimos escarpines, lo que conduce a la idoneidad de las aletas regulables.
Las aletas regulables tienen el inconveniente de la gran abertura para alojar el pie, lo que dificulta el centrado del pie y una adecuada sujeción para que el pie no se desplace respecto al centro, lo que resultaría en pérdida de eficacia en el aleteo. Este aspecto está notablemente resuelto hoy en día, gracias a los distintos materiales que se emplean para el alojamiento del pie y para la tira de ajuste en el talón. Las aletas se fabrican utilizando compuestos distintos según su posición o función en la aleta.
Luego ganan las regulables, no por calidad, como he dicho, sino por versatilidad y porque sus inconvenientes están razonablemente bien superados.
La superficie de la vela está escalada por tallas, lo que es correcto. Un pie más pequeño corresponde a una persona más pequeña, luego presenta menos resistencia hidrodinámica y menos volumen muscular. Por lo tanto, la aleta con menos superficie no será inferior a la misma aleta, de la talla más grande, calzada lógicamente por una persona más grande, por lo tanto con más resistencia hidrodinámica y más masa muscular para poder moverla bien.
Las aletas adecuadas para buceo con equipo son distintas a las utilizadas para buceo en apnea. Para apnea se usan unas aletas muy largas en relación a su ancho, pero el frente de choque es más pequeño, por lo que la resistencia a la penetración hidrodinámica también, lo que hace que esas aletas consigan una gran eficacia de propulsión.
Sin embargo, cuando buceamos con equipo, presentamos un gran frente de choque, lo que hace que ese diseño pierda mucha eficacia, se comban demasiado fuera del eje de nuestro cuerpo. Por eso se diseñan unas aletas más anchas respecto a su longitud y con una cierta rigidez en las bandas laterales, lo que permite una fuerza de empuje más amplia (menos longitudinal) que las hace más eficientes que las aletas largas. Podríamos resumir este concepto diciendo que las aletas largas de apnea dan velocidad a costa de potencia y las aletas de buceo con equipo autónomo, dan potencia a costa de velocidad. Buceando con equipo son significativamente más eficaces las aletas anchas que las largas de buceo en apnea. Puedo intuir que haya alguien que no esté de acuerdo con esta afirmación, pero sí lo están todos los fabricantes de aletas del mundo.
Concretando algo con respecto a los distintos modelos de aletas
Aquí sí que es meterse en un mundo. Si observamos el mercado, casi todos los fabricantes ofrecen distintos modelos de aletas y distintos precios. Podríamos pensar que las razones son exclusivamente comerciales, pero no es así, ni mucho menos. Desde luego el comercial quiere vender sus aletas a la mayor cantidad de gente posible, pero sabe que para conseguirlo debe cubrir un amplio abanico de necesidades y de ahí que haya distintos modelos. Esto sucede en la mayoría de las marcas comerciales.
Para no perdernos en la abrumadora oferta vamos a analizar los modelos de una sola marca de prestigio, en este caso Cressi ya que hemos tomado muchas imágenes de la marca.
Si observamos su oferta centrándonos sólo en las aletas regulables para buceo (ver http://www.cressi.es/productos/23), hay 6 modelos distintos con precios orientativos que van de algo más de 50 hasta unos 120 €. Pues bien, a la pregunta de que si la más barata es la mala y la más cara es la buena la respuesta es NO, pero si la pregunta es que si la más barata tiene menos capacidad de empuje y la más cara más capacidad, la respuesta es SÍ.
Ahora bien, para que una aleta empuje eficientemente hacen falta unas piernas que actúen con eficacia y una correcta posición corporal y disposición del equipo. Una persona inexperta no va a obtener beneficio de una aleta muy eficiente mientras no mejore su técnica (y eso lleva tiempo), sin embargo, si la aleta elegida es de gran superficie, le costará más moverla y sufrirá calambres con facilidad.
No se puede dar desde aquí un consejo para la compra de la aleta más adecuada. Dicho consejo es probable que se dirigiera a varias aletas, dependiendo del tipo de buceo (fotografía, corrientes, cuevas o pecios, etc.), siendo el caso de que la mayoría de la gente no compra un modelo de aletas dependiendo de la ocasión, sino un solo modelo. Por eso, una buena opción para el principiante, suele ser pedir el consejo de su instructor, que es muy probable que no coincida con las que él usa, o el consejo del establecimiento donde vaya a adquirirlas.
Cuando ya tienes experiencia es otra cosa. Lo ideal sería probar las aletas, pero eso es sólo válido si se prueban durante un tiempo y en distintas condiciones, lo que es inviable pues ningún vendedor va a permitir eso en equipos nuevos, por lo que sólo queda ver las características en catálogo y tocar el equipo en tienda, comprobando su flexibilidad donde es necesaria y su rigidez donde debe ser más rígida. La pala no debe ser lisa ya que eso provoca que la aleta se desplace a los lados en su movimiento.
Ya terminamos y podemos ver que no hemos llegado a una única conclusión sino a varias opciones, pero es así la realidad. Si los lectores de este blog así lo consideran pertinente, en un próximo post podemos entrar a analizar, más específicamente, algunos modelos con sus ventajas y desventajas.
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